Recuerdos de clase
Empezaba la última clase del día, estaba cansada y me sentía mal, por suerte para ese día solo vimos un documental sobre la cultura Inca. Cuando empezó el programa me dolía la cabeza seguro tenía fiebre, los ojos se me cerraban, me recosté en mi puesto y de un momento a otro me encontraba rodeada de montañas a lo lejos y grandes construcciones en piedra y fui hacia allí, tenía frio pues el uniforme no era lo suficiente abrigado.
A medida que ascendía por la colina sentía más frio y la vegetación disminuía paulatinamente. Podía escuchar música que supuse pentatónica. Cuando llegué a la cima de la colina me di cuenta que se trataba de la ciudad de Cuzco. La gente vestía ropa de lana y muy coloridas, con tejidos complejos que me parecieron hermosas mi forma de vestir contrastaba demasiado con la de ellos por lo que de inmediato llame la atención y la música se detuvo pude observar que eran instrumentos de viento parecidos a las flautas.
De repente estaba rodeada por 20 o más personas no tenía idea de que hacer, aunque saludé con la mano tratando de decir “hola”. Los Incas parecieron asustarse porque se alejaron un poco, entonces un hombre vestido con ropas de mejor calidad y colores más serios se abrió paso entre la multitud. Pensé que tal vez sería un sacerdote, el hombre repitió mi saludo y me extendió una manta de lana con la que me abrigué enseguida. Luego se dio vuelta siguiendo su camino.
Pensé en seguirlo pero este en ningún momento se volteó ni hizo nada que indicara que debía ir tras él. Las personas que estaban a mí alrededor se acercaron después de que el sacerdote se fuera y una niña pequeña de unos 6 años se me acerco y me dio una vasija con la que parecía agua en ella. La tome y bebí de ella.
El contenido era dulce y refrescante, la niña entonces sonrió y señalo la vasija mientras decía “Bacón “, recordé que el bacón era una raíz rica en azúcar y sonreí. Las demás personas me miraban con curiosidad pero precia que me tuvieran miedo, sin embargo cuando un niño de 5 años se me acerco por la espalda me asuste y solté la vasija que se rompió en varios pedazos la gente a mi alrededor me miraba enojada.
Un hombre intimidante empezó a caminar hacia mí y asustada empecé a correr por toda la ciudad pase por grandes construcciones de piedra. Mire hacia atrás, unos hombres me seguían llevan arcos, lanzas y cuchillos por lo que aún mas asustada seguí corriendo hasta que salí de la cuidad, encontré un rio, trate de dar media vuelta pero los soldados incas me perseguían, por lo que entre al rio con la esperanza de cruzarlo pero la corriente me arrastro. Desperté asustada en mi salón de clase mis compañeros me miraban divertidos mientras mi profesor estaba furioso.
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